Sunday, April 20, 2008











LA CHIMBA: STORYVILLE, SEMILLAS DEL JAZZ EN CHILE by Miguel Vera Cifras

En el espacio de la ciudad de Santiago (trazado fundacionalmente sobre un tramado de damero), existe una zona norte denominada La Chimba (el otro lado del río). Allí surgen en los años 1990’s dos fenómenos jazzísticos recientes: La Conchalí Big Band y La Pincoyazz. La primera, una experiencia escolar que pese a la escasez de recursos y apoyos institucionales, ha consolidado un trabajo convirtiéndose en una verdadera escuela musical para muchos jazzistas que ha egresado de sus filas. El segundo proyecto, originado en la población La Pincoya en el sector de Huechuraba, un quinteto que mezcla rock and roll, fox trot, bolero, free jazz, folklore andino, blues y jazz huachaca con letras de denuncia social y ecológica.

Resulta importante señalar que el rasgo topológico de los nombres que reciben ambas agrupaciones es significativo. La Conchalí Big Band, dirigida por el cornista clásico Gerhard Morhimveg parece adquirir cierta coherencia con la identidad poblacional que caracteriza a la formación original. Conchalí es, al momento del origen de la orquesta, la comuna más grande del sector norte que durante la colonia fuera denominado La Chimba, palabra quechua que significa “al otro lado del río” y que servía para designar el sector donde se acumula todo lo que sobra o no debe incluirse en al ciudad, siendo el estómago, crematorio y basural de la capital. En la Chimba se ubican los basurales de Conchalí y Renca, las chacras de cultivo aledañas al río y las de El Salto, que producían los alimentos para el casco céntrico, los hospitales, cementerios y sanatorios mentales, vale decir, todo aquello que tuviera que ver con el metabolismo más primitivo de la ciudad. Allí también se da la mayor concentración de etnias inmigrantes de Santiago (árabes, turcos y taiwuaneses en Patronato; gitanos en Pedro Fontova, etc.), los prostíbulos de Avda. La Paz, y la existencia de Quintas de recreo y restaurantes, al igual que una creciente escolarización de la población joven de estos sectores. Este espacio periférico con grandes bolsones de pobreza e identidades localizadas, ofrece un caldo de cultivo cultural muy singular, y es desde donde surgen los más intensos esfuerzos de hacer jazz desde la marginalidad.

La Pincoya que da nombre a La Pincoyazz por su parte, es una población resultado de una toma de terrenos que se ubica al otro lado de la circunvalación Américo Vespucio, reproduciendo en una isotopía urbana casi perfecta el mismo exilio urbanístico hacia el norte que representó en su momento La Chimba (aquí el río Mapocho es analogado por la circunvalación misma) . Basta mirar el mapa de Santiago respecto a La Chimba y el de Conchalí respecto a La Pincoya, para darse cuenta de la semejanza.

Nuvia Burgos y Gustavo Cisternas fundan la banda en 1999 y sus primeros espacios para tocar son las ferias de frutas del sector y las bibliotecas escolares. La Conchalí Big Band debe ensayar en colegios y transitoriamente, ante la falta de apoyo institucional, en plazas públicas del sector. La tarea ha sido sobrevivir y sólo el tesón y perseverancia de los músicos ha permitido el desarrollo y consolidación de las agrupaciones, cuyos frutos discográficos han sido financiados por FONDART en el caso de La Pincoyazz y de la Asociación de Chilenos residentes en Ginebra para Conchalí Big Band.

Una capital con comunas tradicionalmente asociadas al jazz como son Providencia y Ñuñoa, cede paso a una realidad de múltiples Festivales periféricos de jazz en Santiago. El tramado geométrico, homogéneo y delimitado funcionalmente de la ciudad comienza a desdibujarse y a desbordarse, como ocurrió con el proyecto circunvalación Américo Vespucio, rebasado por el poblamiento no planificado que los pobres vía tomas de terrenos hacen de la ciudad. El régimen de visibilidad total centralizada (panoptismo) se va desdibujando y la ciudad comienza a volverse una urbe a veces incontrolable, inabordable por la mirada, bajo la expansión horizonal hiperextansiva de bolsones de pobreza y villas acomodadas que tratan de encontrar un espacio donde vivir o escapar del ruido. En la medida que Santiago crece surgen redes sociales o “cordones” que pretenden reparar la atomización que conlleva este proceso.

En este contexto emerge un fenómeno altamente significativo en la son azur de la capital: el Festival de Jazz El Bosque (años 2005 y 2006), evento realizado en Gran Avenida paradero 37 y que se enmarca en el “Corredor Cultural” coordinado por los municipios de Pirque, San Miguel y El Bosque, una iniciativa que pretende llevar “este tipo de música a un público que usualmente, ya sea por problemas de difusión o de costos, no tiene acceso a esta tendencia”. Los organizadores denominaron “corredor cultural” a la experiencia (que para algunos trajo connotativamente a la memoria los antiguos cordones industriales de la zona sur de Santiago) y allí se presentaron destacados músicos entre los cuales estaban La Pincoyazz, Carmen Aguilera Trío, Mickey Mardones, Sur, Fusión Juda y Vudú Funk en la primera edición y Rita Góngora con Seis a la Dixie y Repercusión, Cristián Cuturrufo, El Trío La Matraca, Gonzalo Palma , el bajista Christián Gálvez y el músico Pedro Greene, en su segunda versión.

Recientemente, se realizó en Noviembre del año 2007 el 1er Festival de Jazz de La Pincoya y en Abril de 2008 el 1er Festival de Jazz de La Florida.